Mi primera vez en el NYFW

Ver diseños desde primera fila es un placer para cualquier fashionista.
Ver diseños desde primera fila es un placer para cualquier fashionista.

Esta semana inicia el Mercedes Benz Fashion Week de Nueva York en el Lincoln Center. Para cualquiera que se jacte, presuma o insinúe ser fan de la moda, estar en este evento es como un sueño hecho realidad, las grandes ligas, como una de las cerezas del pastel (sí, sólo es una cereza porque Milán, París y Londres completan el circuito).

Y la verdad es que estar ahí puede ser fácil y al mismo tiempo difícil. Si eres Anna Wintour, alguna celebridad, blogger del momento o simplemente invitado del diseñador te abre las puertas y un lugar privilegiado para ver la colección, además, te da la posibilidad de estar en las zonas y fiestas VIP.

Si este no es tu caso, no eres comprador, stylist, analista de tendencias o no trabajas en un medio reconocido, y tampoco lo quieres ver online, las posibilidades de estar ahí tienen que ver con suerte y de ganas. Sí, es cuestión de suerte porque mi amiga Ana y yo muchas veces hemos estado con invitación, pero sin un lugar asignado, así que es más bien cuestión del destino y un poco de astucia lograrnos colar a las pasarelas.

Unas amigas una vez estaban afuera esperando una oportunidad para entrar cuando un fotógrafo les dio “trabajo” de asistentes y así pudieron meterse a muchos de los desfiles. Otra amiga usó un viejo recurso: “hacer migas” con el de la puerta, como en los antros, para que así la dejara pasar a los desfiles en los que él vigilaba la seguridad.

Ya cuando estás en tu lugar asignado debes esperar con mucha paciencia (por algo el dicho de “fashionably late”) a que inicie el desfile. Mientras esperas te das cuenta que Anna Wintour, la editora de US Vogue, llega con su raza y se la pasa pegada al celular para que nadie la moleste… y hasta le pide a alguien que bloquee el frente cuando no quiere que le tomen fotos. También te das cuenta que llegan celebridades, rockeras, socialites del momento y se saludan, se echan el chal mientras las modelos caminan por la pasarela. Pero no todo es divertido para los que van. Una vez me tocó ver a una Miss Universo, quien lucia aburrida a todas luces y se emocionó demasiado cuando le empecé a sacar plática sobre sus actividades como reina de belleza.

Recuerdo la primera vez que fui al MBFW. Era en los “tents” de Bryant Park y hacía demasiado frío. Me paré frente a la entrada principal y cuando subía los escalones me quedé impresionada al ver la cantidad de fotógrafos tratando de capturar a alguien conocido o simplemente a quienes van vestidos de una manera muy peculiar. Yo no iba vestida para impresionar. Iba con mi abrigo calientito y zapatos cómodos porque en Nueva York, a menos que traigas un repuesto en la bolsa, debes usar calzado para caminar desde la mañana hasta la noche.

Adentro me quedé como observadora por un buen rato. A final de cuentas, iba como una turista y decidí portarme como tal y recorrer cada stand, tomar fotos de los fashionistas que pululan en esos sitios, probar las bebidas de cortesía (la champaña es un must) y, obvio, hacer fila para entrar al desfile. ¡Qué momento tan inolvidable!

Estar en un Mercedes Benz Fashion Week de Nueva York es tan divertido como cansado.
Estar en un Mercedes Benz Fashion Week de Nueva York es tan divertido como cansado.

Después de varias experiencias me di cuenta que no es humanamente posible ir a todas las pasarelas porque:

1. Son decenas y decenas de desfiles por 7 días

2. No todos los desfiles son en el mismo lugar.

3. Son desde la mañana hasta la noche, y a veces se empalman los horarios.

4. Si tienes dos seguidos, puede que no alcances el segundo porque el anterior terminó tarde y era en un lugar diferente al siguiente.

Ir a los desfiles que son fuera de la sede oficial tiene un lado positivo: vas conociendo otras partes de Nueva York, pero cada traslado implica una logística demasiado complicada, así que estar ahí es increíblemente divertido el primer día, el primer desfile, pero la emoción no es la misma después de una agenda muy apretada. Claro, cuánta gente no moriría por estar ahí, ¡es cierto! Yo lo sigo disfrutando cada vez que es posible, simplemente es cansado, muuuy cansado, porque al final del día los pies exigen un break, el estómago requiere alimentos que no sean “fast food” y el cuerpo demanda un poco más de sueño del que le doy durante esos días… Y eso sin contar que al estar en fashion week no queda tiempo de ir de shopping o turistear porque simplemente las horas se van volando.

De trabajo es diferente: ahí no hay opción más que dedicarse en cuerpo y alma a ver los desfiles, escribir, tomar fotos, twittear, tomar video, transmitir. Si queda tiempo, entonces se puede salir a algún lugar por la noche. Y aún así, aunque sea muy pesado, cuando te gusta la moda el cansancio se convierte en algo placentero y que repondrás cuando regreses a casa.

Este año, en Lincoln Park, habrá muchas apasionadas de la moda que se iniciarán como testigos de ese vertiginoso mundo lleno de reflectores, maquillaje, top models y algunos de los diseñadores más reconocidos de todo el mundo que dictarán las tendencias que algún día traeremos puestas. ¡Qué emocionante es la primera vez en las grandes ligas!

Quien diga que es “superficial”, no se ha sumergido en esta industria de miles de millones de dólares.

Y como dice Miranda Priestly en Devil Wears Prada:

That’s all!

Más información del MBFW de Nueva York: http://www.mbfashionweek.com

 

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